Abro este post a raíz de lo sucedido durante el día de ayer en Egipto, dónde una turista española murió en un accidente de tráfico cuando iba al templo de Abu Simbel (precioso).
Es Egipto un país donde los accidentes de tráfico te parecen pocos viendo las locuras que se hacen al volante (volantes de unos 20 años de antigüedad cada uno) en un lugar donde casi ni existen los carriles (la gente va por donde hay hueco), los semáforos son muy escasos y cruzar una calle puede suponer lo mismo que cruzar el Sahara. Por lo tanto, esta noticia podría hasta parecer normal.
Sin embargo, me parece que la noticia en realidad debería estar en el impulso que le llevó al guía acompañante durante el viaje a morir por las llamas. Se jugó la vida y la acabó perdiendo al intentar salvar a todos los pasajeros del autobús. Solo se dejó una, la que murió junto a él al explotar el autobús tras el choque.
Y aquí es donde me paro a reflexionar sobre los auténticos héroes de nuestros días. Este hombre para mí lo es, ya que a parte de llevar más allá su trabajo de lo que en verdad le correspondería consiguió poner a salvo a casi todos los ocupantes de su grupo y personalmente no me ha hecho mucha gracia que se destaque principalmente la muerte de la turista española, habiendo muerto un hombre que se atrevió a desafiar a las llamas del camión de un egipcio más. Una verdadera pena que nos fijemos en eso...
Suenan los altavoces: Calaña - Camino del Hoyo
domingo, agosto 5
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